domingo, 5 de febrero de 2012

a puerta cerrada


Todo esta hecho.
 Es la hora de las despedidas personales, y es, cuando respiramos hondo al fin, y todo se relaja.
 Quiero transcribir esta verdad que quedo reflejada en la correspondencia entre dos voluntarias del proyecto. Para que pueda entenderse en su contexto hay que añadir que el equipo organizador de la exposición, tras conocer el proyecto al que finalmente se han destinado los donativos, hemos vuelto del revés nuestros bolsillos para hacer una nueva aportación.
  Esta es la carta que todos los que han colaborado de una forma u otra en el proyecto merecen.
¡Gracias por el apoyo prestado!


 "Buenas noches:
Te llega, al fin, el último justificante de ingreso. He elegido mal día; colas en el banco. Y eso que trataba de evitar el inicio del mes.
Con esto personalmente siento culminada una etapa intensa y dura. Muchas opiniones, muchos obstáculos, decepciones y angustia. Hasta ayer alguien apostillaba que no estaba de acuerdo con que eligieramos una institución religiosa. No respondí. Dos meses dando explicaciones es demasiado tiempo; dos meses recibiendo consejos se hace cuesta arriba, especialmente cuando los consejos no vienen acompañados de generosidad. Quienes más claras parecen tener las ideas, quienes nos señalan la acumulación de errores que hemos cometido, quienes saben perfectamente lo que hay que hacer en estos casos no han sabido hacer otra cosa que hablar. Curioso que quien ha aportado haya pasado despacio, discreta y casi silenciosamente por la Sala.
Es el mundo de las disparidades. Esta sólo una más. Quizás la más inocente.
El texto, el más duro encargo hasta ahora. Cómo se tragan y detienen en el estómago las palabras. Cómo se dan argumentos sin vertir emociones. Demasiado difícil para mi. No he podido. Admito mi plagio de frases usadas, cúmulo de letras abandonadas y sin sentido.
Me quedo con la parte positiva: la ilusión que me contagió en tu infinita voluntad, el aprendizaje de que todo lo que se persigue debe ser emprendido, tu perseverancia, tu lucidez, tu estancia y compañía. Las tertulias con las/os desconocidas/os que visitaron la Sala, la vuelta de las/os que ya tienen nuestro aprecio, la determinación y solidaridad de algunas personas que empezaron por dejar un billete de 10 € en la mesa y no salieron hasta que su billetera no estuvo vacía.
Siento que todo lo bueno nos sobrevuela, pasa sobre nosotras en forma de estela, sin quedarse. Llegarán a manos sabias que sabrán emplearlo con la experiencia que le dan años de mucho trabajo. Lo sé. Lo descubrí en la dulzura de la mirada de la joven que abrió las puertas del viejo caserón, en el murmullo de las/os niñas que jugaban en el patio, en la expresión de consuelo de la anciana que me convenció de que, en ocasiones, poco es mucho.
No importa que sólo nos cubra la estela.
 La importancia reside en haberla generado. Gracias¡  "